Austria ha conquistado el Festival de Eurovisión 2025. El artista JJ, nombre artístico de Johannes Pietsch, ha logrado el micrófono de cristal con la balada épica Wasted Love, imponiéndose en una votación de infarto a Israel, que arrasó en el televoto.
Con una puesta en escena de gran carga emocional —diseñada por los españoles Sergio Jaén y Borja Rueda—, JJ se mostró solo en escena, aferrado al mástil de un barco simbólico, representando el naufragio de un amor perdido. Su poderosa voz de contratenor y un estilo que mezcla lírica y pop urbano le han valido 436 puntos, convirtiéndose en el favorito absoluto del jurado profesional.
En contraste, Melody, representante de España, no logró convencer ni al jurado ni al público. Su tema Esa diva quedó en el puesto 24 de 26 países, con tan solo 37 puntos, por debajo incluso de la propuesta de Nebulossa en 2024. A pesar del resultado, RTVE defendió con contundencia su actuación. “Melody no ha fallado ni un pase. Ha estado brillante y es una gran artista», declaró Ana María Bordas, jefa de delegación.
La final, celebrada en Basilea (Suiza), estuvo cargada de tensión política. RTVE, bajo amenaza de sanciones por parte de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), lanzó un mensaje de apoyo a Palestina al inicio de la emisión. La organización eurovisiva limitó las banderas LGTBI+, censuró letras polémicas y protegió la participación de Israel, representado por Yuval Raphael, en medio de protestas y abucheos durante los ensayos. Aun así, su balada New Day Will Rise fue segunda, gracias al televoto.
Otros momentos destacados incluyeron:
- Portugal, décima con Deslocado, reafirmando su estilo intimista.
- Suecia, cuarta con el trío KAJ y su homenaje irónico a la sauna finlandesa.
- Malta, que tuvo que cambiar el título de su canción para evitar polémicas lingüísticas.
- La impactante Finlandia, cuya canción sexualmente sugerente fue moderada por la organización.
La edición ha estado envuelta en controversias sobre libertad de expresión, doble rasero institucional y censura estética, que han reavivado el debate sobre el rumbo del certamen.
Mientras tanto, Austria celebra su tercera victoria en la historia del festival, y el público eurofán ya mira hacia 2026 con la esperanza de una edición más libre y menos politizada.